COPIA LO QUE TE GUSTA


Julio 2006

Cuando estaba en el bachillerato pasé mucho tiempo imitando a malos escritores. Lo que estudiábamos en las clases de Inglés era en su mayoría ficción, así que supuse que esa era la más elevada forma de escritura. Error número uno. Las historias que parecían ser más admiradas eran aquellas en donde las personas sufrían de maneras complicadas. Cualquier cosa divertida o fascinante era ipso facto sospechosa, a menos que fuera lo suficientemente antigua para que se dificultara entenderla, como Shakespeare o Chaucer. Error número dos. El medio ideal parecía ser el cuento corto, que, he descubierto desde entonces, tenía una vida muy breve, más o menos coincidente con el apogeo de la publicación de revistas. Sin embargo, dado que su tamaño les hacía perfectos para su uso en clases, leíamos muchos de ellos, lo que nos dio la impresión de que el cuento corto estaba floreciendo. Error número tres. Y debido a que eran tan cortos, no tenía que suceder nada; podías simplemente mostrar al azar una porción truncada de la vida, y eso se consideraba avanzado. Error número cuatro. El resultado fue que escribí un montón de historias en las que no pasaba nada, salvo que alguien estaba descontento de una manera que parecía profunda.

Durante la mayor parte de la universidad me especialice en filosofía. Estaba muy impresionado por los trabajos publicados en revistas de filosofía. Estaban tan bien editados, y su tono era cautivante— alternativamente casuales y desbordantemente técnicos. Un hombre camina por la calle y de repente modalidad tras modalidad saltaba sobre él. No siempre entendí muy bien estos artículos, pero supuse que mas tarde lo descubriría, cuando tuviera tiempo para leerlos con más detenimiento. Mientras tanto hice mi mejor esfuerzo para imitarlos. Esta fue, ahora puedo verlo, una empresa condenada al fracaso, porque no estaban realmente diciendo nada. Ningún filósofo ha refutado jamás a otro, por ejemplo, porque nadie ha dicho nada lo suficientemente concreto para refutarlo. No hace falta decir que mis imitaciones tampoco decían nada.

En la escuela de posgrado todavía estaba perdiendo el tiempo imitando las cosas equivocadas. En ese entonces había un tipo de programa muy de moda llamado sistema experto, en el nucleo del cual había algo llamado motor de inferencia. Observé lo que estas cosas hacían y pensé "Yo podría escribir eso con mil líneas de código." Y sin embargo, eminentes profesores estaban escribiendo libros sobre ellos, y las startups [a] estaban vendiendo copias de ellos al precio de un año de salario por copia. ¡Qué oportunidad!, pensé; estas impresionantes cosas me parecen fáciles, debo ser muy listo. Mal. Se trataba simplemente de una moda pasajera. Los libros que los profesores escribieron acerca de los sistemas expertos ahora son ignorados. Ni siquiera estaban en la ruta hacia algo interesante. Y los clientes que pagaban tanto por ellos eran en gran parte las mismas agencias de gobierno que pagaban miles de dólares por destornilladores y asientos de inodoro.

¿Cómo evitas copiar cosas malas? Copia sólo lo que realmente te gusta. Eso me habría salvado en los tres casos. No disfrutaba los cuentos cortos que teníamos que leer en las clases de Inglés; no aprendí nada de los artículos de filosofía; yo mismo no utilice sistemas expertos. Creía que estas cosas eran buenas porque eran admiradas.

Puede ser difícil separar las cosas que te gustan de las que te impresionan. Un truco es hacer caso omiso de la presentación. Cada vez que veo un cuadro colgado de manera impresionante en un museo, me pregunto: ¿cuánto pagaría por esto si lo encontrara en una venta de garaje, sucio y sin marco, y sin tener idea de quién lo pintó? Si caminas alrededor de un museo probando este experimento, encontraras que obtienes algunos resultados realmente sorprendentes. No pases por alto este dato sólo por ser un caso atípico.

Otra manera de averiguar que te gusta es observar lo que disfrutas como placeres culpables. Muchas de las cosas que a la gente le gustan, sobre todo si son jóvenes y ambiciosos, les gustan en gran parte por el sentimiento de virtud en que les gusten. 99% de las personas que leen Ulises está pensando "Estoy leyendo Ulises", conforme lo hacen. Un placer culpable es puro al menos. ¿Qué lees cuando no te sientes con ganas de ser virtuoso? ¿Qué tipo de libros lees del que te sientes triste por que sólo queda la mitad, en lugar de estar impresionado por que ya llevas la mitad? Eso es lo que realmente te gusta.

Incluso cuando encuentres cosas realmente buenas para copiar, hay otro escollo que debe evitarse. Ten cuidado en copiar lo que los hace buenos, en lugar de sus defectos. Es fácil ser arrastrado a imitar los defectos, porque son más fáciles de ver, y, por supuesto, más fáciles de copiar también. Por ejemplo, la mayoría de los pintores de los siglos XVIII y XIX usaron colores marrones. Estaban imitando a los grandes pintores del Renacimiento, cuyas pinturas para esa época estaban color marrón por la suciedad. Esas pinturas han sido limpiadas, revelando colores brillantes; las de sus imitadores, por supuesto, siguen siendo marrón.

Fue la pintura, por cierto, la que me curó de copiar cosas malas. A mitad de la escuela de posgrado decidí que quería intentar ser pintor, y el mundo del arte era tan manifiestamente corrupto que rompió la correa de la credulidad. Estas personas hacían que los profesores de filosofía parecieran tan escrupulosos como los matemáticos. Era tan claramente una opción de hacer un buen trabajo o pertenecer a su círculo que me vi obligado a ver la diferencia. Esta allí en algún grado en casi todos los campos, pero hasta entonces había logrado evitar afrontarlo.

Esa fue una de las cosas más valiosas que aprendí de la pintura: tienes que averiguar por ti mismo lo que es bueno. No puedes confiar en las autoridades. Te mentiran en este caso.

 


Traducido de Copy What You Like por Paul Graham. Traducción: Armando Alvarez.

 

 

Notas del Traductor

[a] El termino startup define a una empresa de reciente creación orientada a la tecnología. El mismo Paul Graham la define a la perfección en Como Financiar una Startup: "Una empresa tiene que ser más que pequeña y de reciente creación para ser una startup. Hay millones de pequeñas empresas en Estados Unidos, pero sólo unas pocas miles son startups. Para ser una startup, una compañía tiene que ser un negocio de productos, no un negocio de servicios. Lo que no quiere decir que tiene que hacer algo físico, sino que tiene que tener una cosa que vende a mucha gente, en vez de hacer trabajos a medida para clientes individuales. El trabajo sobre encargo no es escalable. Para ser una startup tienes que ser la banda que vende un millón de copias de una canción, no el grupo que gana dinero tocando en bodas y Bar Mitzvahs individuales."