CÓMO FILOSOFAR

Septiembre de 2007

En el bachillerato decidí que estudiaría filosofía en la universidad. Tuve varios motivos, algunos más honorables que otros. Uno de los menos honorables era impresionar a la gente. Donde crecí, la universidad era vista como capacitación para el trabajo, por lo que estudiar filosofía parecía una cosa impresionantemente impráctica por hacer. Algo así como recortar agujeros en tu ropa o poner un alfiler atravesando tu oreja, las cuales eran otras formas impresionantes de impracticabilidad que apenas se estaban poniendo de moda.

Pero tenía algunos motivos más honestos también. Pensaba que estudiar filosofía sería un atajo directo a la sabiduría. Todas las personas que se especializaban en otras cosas acabarían terminando con una gran cantidad de conocimiento referente a un tema. Yo estaría aprendiendo qué son realmente las cosas.

Había tratado de leer unos cuantos libros de filosofía. No los más recientes; no encontrarías esos en nuestra biblioteca escolar. Pero traté de leer a Platón y Aristóteles. Dudo haber creído entenderlos, pero sonaba como si estuvieran hablando de algo importante. Supuse que lo aprendería en la universidad.

El verano antes del último año de bachillerato tomé algunas clases en la universidad. Aprendí mucho en la clase de cálculo, pero no aprendí mucho en filosofía 101. Y sin embargo, mi plan para estudiar filosofía se mantuvo intacto. Fue culpa mía no haber aprendido nada. No había leído los libros que nos fueron asignados con suficiente atención. Le daría a los Principios del Conocimiento Humano de Berkeley otra oportunidad en la universidad. Algo tan admirado y difícil de leer debía tener algo, si tan sólo pudiera descifrar qué.

Veintiséis años después, sigo sin entender a Berkeley. Tengo una bonita edición de sus obras completas. ¿Las leere alguna vez? Parece poco probable.

La diferencia entre entonces y ahora, es que ahora entiendo por qué probablemente no vale la pena tratar de entender a Berkeley. Creo que ahora veo lo que salió mal con la filosofía, y cómo podríamos arreglarlo.

Palabras

Termine especializándome en filosofía durante casi toda la universidad. No resultó como yo esperaba. No aprendí ningunas verdades mágicas comparándolo con lo que se consideraba simple conocimiento de un dominio especifico. Pero, al menos, ahora sé por qué no lo hice. La filosofía no tiene realmente un tema a la manera de las matemáticas o la historia o la mayoría de las otras asignaturas de la universidad. No hay una base de conocimiento que uno deba dominar. Lo más cerca que se llega es a un conocimiento de lo que varios filósofos individuales han dicho acerca de diferentes temas a lo largo de los años. Pocos estuvieron lo suficientemente acertados que la gente ha olvidado quien descubrió qué.

La lógica formal tiene algunos temas. Tomé varias clases en lógica. No sé si aprendí algo de ellas. [1] Me parece muy importante poder darle vuelta a las ideas en la cabeza: para ver cuando dos ideas no cubren completamente el espacio de posibilidades, o cuando una idea es igual a otra, pero con un par de cosas cambiadas. Pero, ¿estudiar lógica me enseño la importancia de pensar así, o me hizo ser mejor en eso? No lo sé.

Hay cosas que sé que aprendí de estudiar filosofía. La más dramática la aprendí de inmediato, en el primer semestre del primer año, en una clase impartida por Sydney Shoemaker. Aprendí que no existo. Yo soy (y tú eres) un conjunto de células que se tambalea alrededor impulsada por diversas fuerzas, y se llama asimismo Yo. Pero no hay una cosa central, indivisible, con la que vaya tu identidad. Podrías posiblemente perder la mitad de tu cerebro y vivirías. Lo que significa que tu cerebro posiblemente podría ser dividido en dos mitades y trasplantada cada una en diferentes cuerpos. Imagínate despertar después de semejante operación. Tienes que imaginar ser dos personas.

La verdadera lección aquí es que los conceptos que utilizamos en la vida cotidiana son difusos, y se rompen si se les presiona demasiado. Incluso un concepto tan querido para nosotros como el Yo. Me llevó un tiempo comprender esto, pero cuando lo hice fue bastante repentino, como si alguien en el siglo XIX comprendiera la evolución y se diera cuenta que la historia de la creación que le habían contado cuando niño estaba totalmente equivocada. [2] Fuera de las matemáticas hay un límite para que tanto puedes presionar las palabras; de hecho, no sería una mala definición de las matemáticas llamarlas el estudio de términos que tienen significados precisos. Las palabras cotidianas son inherentemente imprecisas. Funcionan lo suficientemente bien en la vida cotidiana que no lo notas. Las palabras parecen funcionar, al igual que la física Newtoniana parece funcionar. Pero siempre puedes hacer que se rompan si las presionas demasiado.

Yo diría que esto ha sido, por desgracia para la filosofía, el hecho central de la filosofía. La mayoría de los debates filosóficos no sólo están afectados por confusión acerca de las palabras sino que son incitados por ellas. ¿Tenemos libre albedrío? Depende de lo que entendamos por "libre". ¿Existen las ideas abstractas? Depende de lo que entendamos por "existir".

A Wittgenstein se le atribuye popularmente la idea de que la mayoría de las controversias filosóficas se deben a confusiones en torno al lenguaje. No estoy seguro de cuánto crédito darle. Sospecho que mucha gente se dio cuenta de esto, pero reaccionó simplemente no estudiando filosofía, en lugar de convertirse en profesores de filosofía.

¿Cómo llegaron a esto las cosas? ¿Será posible que algo que la gente ha pasado estudiando miles de años sea realmente una pérdida de tiempo? Esas son preguntas interesantes. De hecho, algunas de las preguntas más interesantes que puedes hacer acerca de la filosofía. Probablemente la manera más valiosa de acercarse a la tradición filosófica actual sea, ni perderse en especulaciones sin sentido como Berkeley, ni cerrarlas como Wittgenstein, sino estudiarlas como un ejemplo de la razón que salió mal.

Historia

La filosofía occidental en realidad comienza con Sócrates, Platón y Aristóteles. Lo que sabemos de sus predecesores proviene de fragmentos y referencias en trabajos posteriores; sus doctrinas podrían ser descritas como cosmología especulativa que en ocasiones se pierde en el análisis. Presumiblemente fueron impulsados por cualquier cosa que hace que la gente en cualquier otra sociedad invente cosmologías. [3]

Con Sócrates, Platón, y en particular Aristóteles, esta tradición dio vuelta a una esquina. Comenzó a haber mucho más análisis. Sospecho que Platón y Aristóteles fueron alentados en esto por el progreso en las matemáticas. Los matemáticos para entonces habían demostrado que se podían entender las cosas de una manera mucho más contundente que inventando bellas historias sobre ellas. [4]

Ahora la gente habla tanto sobre las abstracciones que no nos damos cuenta el salto que debió haber representado cuando empezaron a hacerlo. Probablemente pasaron muchos milenios entre el momento en que la gente empezó a describir las cosas como caliente o frío, y el momento en que alguien preguntó "¿qué es el calor?" No hay duda de que fue un proceso muy gradual. No sabemos si Platón o Aristóteles fueron los primeros en formular algunas de las preguntas que hicieron. Pero sus obras son las más antiguas que tenemos que hacen esto a gran escala, y hay una frescura (por no decir ingenuidad) en ellos que sugiere que algunas de las preguntas que hacían eran nuevas, al menos para ellos.

Aristóteles, en particular, me recuerda el fenómeno que ocurre cuando la gente descubre algo nuevo, y están tan emocionados por ello que se apresuran a recorrer un gran porcentaje del territorio recién descubierto en el espacio de una vida. Si es así, es evidencia de cuán nuevo era este tipo de pensamiento. [5]

Todo esto es para explicar como Platón y Aristóteles pueden ser muy impresionantes y, sin embargo, ingenuos y errados. Fue impresionante incluso que formularan las preguntas que hicieron. Eso no quiere decir que dieran siempre con buenas respuestas. No se considera un insulto decir que los antiguos matemáticos griegos eran ingenuos en algunos aspectos, o al menos les faltaban algunos conceptos que hubieran hecho sus vidas más fáciles. Así, espero que la gente no resultará muy ofendida si propongo que los filósofos antiguos fueron igualmente ingenuos. En particular, no parecen haber comprendido plenamente lo que antes he denominado el hecho central de la filosofía: que las palabras se rompen si las presionas demasiado.

"Para gran sorpresa de los constructores de las primeras computadoras digitales, —escribió Rod Brooks—, los programas escritos para ellas por lo general no funcionaban." [6] Algo similar ocurrió cuando la gente comenzó a tratar de hablar de abstracciones. Para su sorpresa, no llegaban a las respuestas que habían convenido. De hecho, rara vez parecían llegar a respuestas en absoluto.

Estaban, en efecto, discutiendo sobre los artefactos inducidos por el muestreo a una resolución demasiado baja.

La prueba de cuán inútiles resultaron ser algunas de sus respuestas es el poco efecto que tienen. Nadie, después de leer la Metafísica de Aristóteles hace algo diferente como resultado. [7]

¿Seguramente no estoy afirmando que las ideas deben tener aplicaciones prácticas para ser interesantes? No, no tienen que hacerlo. El alarde de Hardy de que la teoría de los números no tiene uso alguno no la descalifica. Pero resultó estar equivocado. De hecho, es sospechosamente difícil encontrar un campo de las matemáticas que realmente no tenga ningún uso práctico. Y la explicación aristotélica de la meta última de la filosofía en el libro A de la Metafísica implica que la filosofía debería ser útil también.

El Conocimiento Teórico

El objetivo de Aristóteles era encontrar el más general de los principios generales. Los ejemplos que da son convincentes: un trabajador ordinario construye cosas de cierta manera por costumbre; un maestro artesano puede hacer más porque capta los principios subyacentes. La tendencia es clara: cuanto más general sea el conocimiento, más admirable es. Pero entonces comete un error—posiblemente el error más importante en la historia de la filosofía. Se ha dado cuenta de que el conocimiento teórico a menudo es adquirido por gusto, por curiosidad, más que por cualquier necesidad práctica. Por lo tanto, propone que hay dos clases de conocimiento teórico: algunos que son útiles en las cuestiones prácticas y algunos que no lo son. Dado que las personas interesadas en este último lo están por puro gusto, debe ser más noble. Así que establece como su objetivo en la Metafísica la exploración del conocimiento que no tiene ningún uso práctico. Lo que significa que no suena ninguna alarma cuando aborda preguntas magníficas pero vagamente entendidas y termina perdiéndose en un mar de palabras.

Su error fue confundir motivo y resultado. Ciertamente, las personas que quieren un profundo conocimiento de algo a menudo son impulsadas​ por la curiosidad más que por cualquier necesidad práctica. Pero eso no significa que lo que acaban aprendiendo sea inútil. Es muy valioso, en la práctica, tener un conocimiento profundo de lo que estás haciendo; incluso si nunca eres llamado a resolver problemas avanzados, puedes ver atajos en la solución de los simples, y tu conocimiento no se descompondrá en casos extremos, como sucedería si estuvieras dependiendo de fórmulas que no entiendes. El conocimiento es poder. Eso es lo que hace prestigioso al conocimiento teórico. Es también lo que hace que las personas inteligentes sientan curiosidad por ciertas cosas y no otras; nuestro ADN no es tan desinteresado como podríamos pensar.

Así, mientras las ideas no necesitan tener aplicaciones prácticas inmediatas para ser interesantes, sorprendentemente el tipo de cosas que nos parecen interesantes a menudo resultarán tener aplicaciones prácticas.

La razón por la que Aristóteles no llegó a ningún lado en la Metafísica fue en parte por que partió con objetivos contradictorios: explorar las ideas más abstractas, guiado por la suposición de que eran inútiles. Era como un explorador buscando un territorio al norte de él, partiendo de la suposición de que se localizaba al sur.

Y puesto que su trabajo se convirtió en el mapa utilizado por generaciones de futuros exploradores, los envió en la dirección equivocada también. [8] Tal vez lo peor de todo es que los protegía tanto de las críticas de los extraños como de los dictados de su propia brújula interna, estableciendo el principio de que la clase más noble de conocimiento teórico tenia que ser inútil.

La Metafísica es principalmente un experimento fallido. Algunas de sus ideas resultaron dignas de conservarse; la mayor parte no han tenido ningún efecto en absoluto. La Metafísica es uno de los libros famosos menos leídos. No es difícil comprenderlo a la manera en que lo es el Principia de Newton, sino a la manera de un mensaje confuso.

Podría decirse que se trata de un interesante experimento fallido. Pero desafortunadamente no es esa la conclusión que los sucesores de Aristóteles derivaron de obras como la Metafísica. [9] Poco después, el mundo occidental cayó en tiempos intelectuales difíciles. En lugar de versiones 1ras. a ser sustituidas, las obras de Platón y Aristóteles se convirtieron en textos venerados que tenían que ser dominados y discutidos. Y las cosas se mantuvieron así durante un tiempo asombrosamente largo. No fue sino hasta alrededor de 1600 (en Europa, donde el centro de gravedad se había desplazado para entonces) que uno encuentra personas con la suficiente confianza como para tratar la obra de Aristóteles como un catálogo de errores. Y aun así, rara vez lo dijeron abiertamente.

Si parece sorprendente que fuera un periodo tan largo, considera cuán poco progreso hubo en las matemáticas entre la época Helenística y el Renacimiento.

En los años siguientes se asentó una idea desafortunada: que no sólo era aceptable producir obras como la Metafísica, sino que se trataba de una línea de trabajo particularmente prestigiosa, realizada por una clase de personas llamadas filósofos. Nadie pensó en volver y depurar el argumento fundamental de Aristóteles. Y así, en lugar de corregir el problema que había descubierto Aristóteles por accidente—que te puedes perder fácilmente si hablas con mucha soltura sobre ideas muy abstractas—siguieron cayendo en él.

La Singularidad

Curiosamente, sin embargo, las obras que produjeron siguieron atrayendo a nuevos lectores. La filosofía tradicional ocupa un tipo de singularidad a este respecto. Si se escribe de manera poco clara acerca de grandes ideas, se produce algo que parece tentadoramente atractivo a estudiantes sin experiencia pero ambiciosos intelectualmente. Hasta que uno tiene más experiencia, es complicado detectar algo difícil de entender porque el escritor no lo tenia claro en su mente, como una prueba matemática difícil de entender porque las ideas que representa son difíciles. Para alguien que no ha aprendido esta diferencia, la filosofía tradicional parece extremadamente atractiva: tan difícil (y por tanto impresionante) como las matemáticas, sin embargo, más amplia en su alcance. Eso fue lo que me atrajo cuando era estudiante de bachillerato.

Esta singularidad es aún más singular en que tiene su propia defensa integrada. Cuando las cosas son difíciles de entender, las personas que sospechan son tonterías por lo general guardan silencio. No hay manera de probar que un texto no tiene sentido. Lo más cerca que se puede llegar es demostrar que los jueces oficiales de alguna clase de textos no pueden distinguirlos de los placebos. [10]

Y así, en vez de denunciar a la filosofía, la mayoría de las personas que sospechaban era una pérdida de tiempo simplemente estudiaba otras cosas. Considerando las pretenciones de la filosofía, eso por sí solo es evidencia bastante irrefutable. Se supone que debe ser sobre las verdades últimas. Seguramente todas las personas inteligentes estarían interesadas en ella, si cumpliera con esa promesa.

Debido a que los defectos de la filosofía alejaban al tipo de personas que podrían haberlos corregido, tendían a autoperpetuarse. Bertrand Russell escribió en una carta en 1912:

Hasta ahora, las personas atraídas por la filosofía han sido en su mayoría aquellas que amaban las grandes generalizaciones, las cuales estaban todas erradas, por lo que pocas personas con mentes exactas han abordado el tema. [11]

Su respuesta fue lanzar a Wittgenstein en ello, con dramáticos resultados.

Creo que Wittgenstein merece ser famoso no por el descubrimiento de que casi toda la filosofía anterior había sido una pérdida de tiempo, lo que a juzgar por los indicios habría sido hecho por toda persona inteligente que estudió un poco de filosofía y se negó a proseguir, sino por como actuó en respuesta. [12] En lugar de silenciosamente cambiar a otro campo, hizo un alboroto, desde dentro. Él era Gorbachov.

El campo de la filosofía sigue siendo sacudido por el susto que le propinó Wittgenstein. [13] Más tarde en su vida pasó mucho tiempo hablando sobre cómo funcionan las palabras. Puesto que eso parece estar permitido, es lo que muchos filósofos hacen ahora. Mientras tanto, sintiendo un vacío en el departamento de la especulación metafísica, la gente que solía hacer crítica literaria ha ido derivando hacia Kant, con nuevos nombres como "teoría literaria", "teoría crítica", y cuando se sienten ambiciosos, simple "teoría." Los escritos son la familiar ensalada de palabras:

El género no es como algunos de los otros modos gramaticales que expresan precisamente un modo de concepción sin ningún tipo de realidad que corresponda al modo conceptual, y por tanto no expresan precisamente algo en realidad, por lo que el intelecto pudiera ser llevado a concebir una cosa de la forma en que lo hace, incluso en los casos en que ese motivo sea algo en la cosa como tal. [14]

La singularidad que he descrito no va a desaparecer. Hay un mercado para la escritura que suena impresionante y no puede ser refutada. Siempre habrá tanto oferta como demanda. Así que si un grupo abandona este territorio, siempre habrá otros dispuestos a ocuparlo.

Una Propuesta

Creo que podemos hacerlo mejor. He aquí una posibilidad intrigante. Tal vez deberíamos hacer lo que Aristóteles pensaba hacer, en vez de lo que hizo. La meta que anuncia en la Metafísica parece digna de perseguirse: descubrir las verdades más generales. Eso suena bien. Pero en lugar de tratar de descubrirlas porque son inútiles, tratemos de descubrirlas porque son útiles.

Propongo intentarlo de nuevo, pero usemos ese criterio hasta ahora despreciado, la aplicabilidad, como una guía para evitar perdernos en un pantano de abstracciones. En lugar de tratar de responder a la pregunta:

¿Cuáles son las verdades más generales?

Tratemos de responder a la pregunta:

De todas las cosas útiles que conocemos, ¿cuáles son las más generales?

La prueba de utilidad que propongo es ver si logramos que la gente que lee lo que hemos escrito hace algo diferente después. Saber que tenemos que dar consejo concreto (aunque implícito) nos impedirá apartarnos del proposito de las palabras que estamos usando.

El objetivo es idéntico al de Aristóteles; simplemente lo abordamos desde una dirección diferente.

Como ejemplo de una idea útil, general, considera la del experimento controlado. He ahí una idea que ha resultado ser ampliamente aplicable. Algunos podrían decir que es parte ciencia, pero no es parte de ninguna ciencia específica; es, literalmente, la meta-física (en nuestro sentido de "meta"). La idea de la evolución es otra. Resulta que tiene aplicaciones muy amplias—por ejemplo, en los algoritmos genéticos e incluso en el diseño de productos. La distinción de Frankfurt entre mentira y charlatanería parece un reciente ejemplo prometedor. [15]

Así es como me parece que debe lucir la filosofía: observaciones muy generales capaces de lograr que alguien que las entienda haga algo diferente.

Tales observaciones serán necesariamente sobre cosas que no están bien definidas. Una vez que empiezas a usar palabras con significados precisos, estás haciendo matemáticas. Así que partir de la utilidad no resolverá del todo el problema que he descrito anteriormente—no eliminará la singularidad metafísica. Pero debe ayudar. Le da a la gente con buenas intenciones un nuevo mapa hacia la abstracción. Y puede producir cosas que hagan que la escritura de las personas con malas intenciones luzca mal en comparación.

Una desventaja de este método es que no va a producir el tipo de escritura que te consigue una titularidad como profesor. Y no sólo porque no sea actualmente la moda. Con el fin de obtener una titularidad en cualquier campo no puedes llegar a conclusiones con las que los miembros de los comités de titularidad puedan estar en desacuerdo. En la práctica hay dos tipos de soluciones a este problema. En las matemáticas y las ciencias, se puede probar lo que dices, o en todo caso ajustar tus conclusiones para que no estés afirmando algo falso ("6 de 8 pacientes tenían menor presión arterial después del tratamiento"). En las humanidades puedes evitar sacar conclusiones definitivas (por ejemplo, concluir que una cuestión es compleja), o sacar conclusiones tan estrechas que a nadie le importa lo suficiente como para estar en desacuerdo contigo.

La clase de filosofía que estoy proponiendo no podrá tomar cualquiera de estas rutas. En el mejor de los casos podrás alcanzar el estándar de prueba del ensayista, no del matemático o el experimentalista. Y sin embargo, no podrás cumplir con la prueba de utilidad sin que ello implique conclusiones definitivas y bastante aplicables en términos generales. Peor aún, la prueba de la utilidad tendera a producir resultados que molestan a la gente: no sirve de nada decirle a la gente cosas que ya creen, y a menudo se molestan cuando se les dicen cosas en las que no creen.

Sin embargo, aquí está lo interesante. Cualquier persona puede hacer esto. Llegar a general más útil, comenzar con la utilidad e ir aumentando la generalidad puede ser inadecuado para profesores jóvenes que tratan de obtener una titularidad, pero es mejor para todos los demás, incluyendo a los profesores que ya la tienen. Este lado de la montaña es una pendiente gradual agradable. Puedes empezar por escribir cosas que son útiles pero muy específicas, y luego, gradualmente, hacerlas más generales. Joe tiene buenas hamburguesas. ¿Qué hace a una buena hamburguesa? ¿Qué hace a una buena comida? ¿Que hace buena a cualquier cosa? Puedes tomarte todo el tiempo que desees. No tienes que llegar hasta la cima de la montaña. No tienes que decirle a nadie que estás haciendo filosofía.

Si filosofar parece una tarea intimidante, he aquí un pensamiento alentador. El campo es mucho más joven de lo que parece. Aunque los primeros filósofos en la tradición occidental vivieron hace unos 2500 años, sería engañoso decir que este campo tiene 2500 años, porque la mayor parte de ese tiempo los principales practicantes no estaban haciendo mucho más que escribir comentarios sobre Platón o Aristóteles, mientras se cuidaban por encima del hombro del próximo ejército invasor. En los momentos en los que no lo hacían, la filosofía estaba irremediablemente mezclada con la religión. No se liberó hasta un par de cientos de años atrás, y aun así se vio afectada por los problemas estructurales que he descrito anteriormente. Si afirmo lo siguiente, algunos dirán que es una generalización demasiado amplia y poco caritativa, y otros dirán que es noticia vieja, pero aquí va: a juzgar por sus obras, la mayoría de los filósofos hasta ahora han estado perdiendo el tiempo. Así pues, en cierto sentido, el campo está todavía en su primera etapa. [16]

Afirmar eso suena absurdo. No parecerá tan absurdo en 10.000 años. La civilización siempre parece antigua, porque siempre es la más antigua hasta ese momento. La única manera de saber si algo es muy viejo o no es observando la evidencia estructural, y estructuralmente la filosofía es joven; sigue recuperándose de la inesperada ruptura de las palabras.

La filosofía es tan joven ahora como las matemáticas lo eran en 1500. Hay mucho más por descubrir.







Notas

[1] En la práctica la lógica formal no sirve de mucho, porque a pesar de algunos avances en los últimos 150 años, sólo seguimos siendo capaces de formalizar un pequeño porcentaje de declaraciones. Puede que nunca podamos hacer mucho mejor, por la misma razón por la que la "representación del conocimiento" al estilo de los 80s nunca hubiera funcionado; muchas declaraciones no pueden tener una representación más concisa que un enorme estado cerebral análogo.

[2] Fue más difícil para los contemporáneos de Darwin entender esto de lo que podemos fácilmente imaginar. La historia de la creación en la Biblia no es sólo un concepto judeocristiano; es más o menos lo que todos deben haber creído desde antes de que las personas fuera personas. La parte más difícil de comprender de la evolución fue darse cuenta de que las especies no eran, como parecían ser, inmutables, sino que habían evolucionado a partir de diferentes organismos más simples, a lo largo de inimaginablemente largos períodos de tiempo.

Ahora no tenemos que dar ese salto. Nadie, en un país industrializado, se encuentra con la idea de la evolución por primera vez en la edad adulta. Se le ha enseñado a todos desde niños, ya sea como verdad o herejía.

[3] Los filósofos griegos anteriores a Platón escribían en verso. Esto debe haber afectado lo que decían. Si intentas escribir sobre la naturaleza del mundo en verso, inevitablemente se convierte en recitación. La prosa te permite ser más preciso y experimental.

[4] La filosofía es como el hermano bueno para nada de las matemáticas. Nació cuando Platón y Aristóteles, viendo las obras de sus predecesores, dijeron "¿por qué no puedes ser como tu hermano?" Russell seguía diciendo lo mismo 2300 años después.

Las matemáticas son la mitad exacta de las ideas más abstractas, y la filosofía la mitad imprecisa. Probablemente sea inevitable que la filosofía sufra en comparación, porque no hay un límite inferior a su precisión. Las matemáticas malas son simplemente aburridas, mientras que la mala filosofía son tonterías. Y sin embargo, hay algunas buenas ideas en la mitad imprecisa.

[5] El mejor trabajo de Aristóteles fue en lógica y zoología, las cuales puede decirse que inventó. Pero la desviación más espectacular de sus predecesores fue un estilo nuevo, mucho más analítico de pensar. Podría decirse que fue el primer científico.

[6] Brooks, Rodney, Programming in Common Lisp, Wiley, 1985, p. 94.

[7] Algunos dirán que dependemos de Aristóteles más de lo que pensamos, porque sus ideas fueron uno de los ingredientes de nuestra cultura común. Ciertamente, muchas de las palabras que usamos tienen una conexión con Aristóteles, pero me parece un poco exagerado sugerir que no tendríamos el concepto de la esencia de algo o la distinción entre materia y forma si Aristóteles no hubiera escrito acerca de ellas.

Una manera de ver lo mucho que realmente dependemos de Aristóteles sería comparar la cultura europea con la china: ¿qué ideas tenía la cultura europea en 1800 que no tuviera la cultura china, en virtud de la contribución de Aristóteles?

[8] El significado de la palabra "filosofía" ha cambiado con el tiempo. En la antigüedad cubría una amplia gama de temas, comparable en su alcance a nuestra "enseñanza académica" (aunque sin las implicaciones metodológicas). Todavía en la época de Newton incluía lo que hoy llamamos "ciencia". Pero el tema central de hoy es todavía lo que le parecía a Aristóteles el punto central: el intento de descubrir las verdades más generales.

Aristóteles no llamó a esto "metafísica". Ese nombre le fue asignado por que los libros que ahora llamamos Metafísica llegaron después de (meta = después) Física en la edición estándar de las obras de Aristóteles compiladas por Andrónico de Rodas, tres siglos más tarde. Lo que llamamos "metafísica", Aristóteles lo llamó "filosofía primera".

[9] Algunos de los sucesores inmediatos de Aristóteles pudieron haberse dado cuenta de esto, pero es difícil afirmarlo, porque la mayoría de sus obras se han perdido.

[10] Sokal, Alan, "Transgreding the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity,", Social Text 46/47, pp 217-252.

Las tonterías sin sentido parecen ser más atractivas cuando están alineadas con un motivo ulterior. Si esto es así encontraremos que es más popular entre los grupos que son (o se sienten) débiles. Los poderosos no necesitan de esta reafirmación.

[11] Carta a Ottoline Morrell, diciembre de 1912. Citado en:

Ludwig Wittgenstein: The Duty of Genius, Monk, Ray, Penguin, 1991, p. 75.

[12] Un resultado preliminar, que toda metafísica entre Aristóteles y 1783 había sido una pérdida de tiempo, se debe a I. Kant.

[13] Wittgenstein imponía una especie de dominio al que los habitantes de principios del siglo XX en Cambridge parecen haber sido particularmente vulnerables—quizá en parte porque muchos habían sido educados en la religión y luego habían dejado de creer, así que tenían un espacio vacante en la cabeza para que alguien les dijera qué hacer (otros optaron por Marx o el cardenal Newman), y en parte porque un lugar tranquilo, serio, como Cambridge en esa época no tenía inmunidad natural a figuras mesiánicas, al igual que los políticos europeos entonces no tenían inmunidad natural a los dictadores.

[14] Se trata en realidad de la Ordinatio de Duns Escoto (ca. 1300), con "número" reemplazado por "género". Cuanto más cambia, más es la misma cosa.

Wolter, Allan (trans), Duns Scotus: Philosophical Writings, Nelson, 1963, p. 92.

[15] Frankfurt, Harry, On Bullshit, Princeton University Press, 2005.

[16] Algunas introducciones a la filosofía toman ahora la línea de que la filosofía es digna de estudio como un proceso, más que por cualquier verdad particular que aprenderás. Los filósofos cuyas obras cubren estarían revolcándose en sus tumbas por eso. Tenían la esperanza de estar haciendo más que servir de ejemplos de cómo argumentar: esperaban estar obteniendo resultados. La mayoría estaban equivocados, pero no parece ser una esperanza imposible.

Este argumento me parece como si alguien en 1500 al mirar la falta de resultados logrados por la alquimia dijera que su valor era un proceso. No, lo estaban abordando mal. Resulta que es posible transmutar el plomo en oro (aunque no de manera económica a los precios actuales de la energía), pero el camino hacia ese conocimiento fue dar marcha atrás y probar con otro enfoque.

Gracias a Trevor Blackwell, Paul Buchheit, Jessica Livingston, Robert Morris, Mark Nitzberg y Peter Norvig por leer borradores de esto.

 


 

Traducido de How to do Philosophy por Paul Graham. Traducción: Armando Alvarez